Más de 8.000 millones «apps» acceden a los datos y a la localización de sus usuarios, lo que puede provocar un importante riesgo
Las aplicaciones para los «smartphones» pueden poner en peligro los datos de las personas y de las empresas. Otro de los temás que más preocupa a las compañías de antivirus y expertos en privacidad son las funcionalidades de muchas «apps» de hacer un seguimiento de la ubicación del usuario.
¿Acaso pidió permiso en el trabajo para ir al médico y, en lugar de eso, su teléfono marca que acudió a las oficinas centrales de la competencia? ¿El localizador de su móvil indica que lleva dos horas dentro de una clínica donde se practican abortos? Son consecuencias de la localización y del denominado problema de la «Privacidad de ubicación» que conlleva el uso, cada día más extendido, de un teléfono móvil inteligente.
De hecho, se han detectado que más de 8.000 millones «apps» acceden a los datos y a la localización de sus usuarios, lo que puede provocar un importante riesgo. Para poner de relieve este asunto y concienciar a los ciudadanos, las autoridades europeas de Protección de Datos han aprobado el primer dictamen conjunto sobre aplicaciones con especial interés al uso de éstas por parte de los menores.
Un teléfono móvil es capaz de registrar con cierta precisión los movimientos de su dueño; sólo hacen falta saber cuatro momentos y lugares por los que ha pasado para generar una huella dactilar de movilidad que permita diferenciarlo de cualquier otro. Con los smartphones (teléfonos inteligentes), y su servicio de localización activado, se puede conocer al detalle (día, hora y lugar) los movimientos de una persona y poner en riesgo su privacidad.
España y otros cinco países europeos coordinados por Francia investigan en estos momentos a Google por los cambios recientes en su política de privacidad. El pasado año el gigante americano unificó los criterios de todos lo servicios que ofrece generando una serie de dudas en Europa sobre qué grado de control de los datos ofrece a sus usuarios y cómo recaba su consentimiento. A pesar de que han reiterado que su nueva política de privacidad respeta la normativa europea, las agencias de protección de datos de los distintos países han iniciado actuaciones porque no han encontrado una «respuesta satisfactoria» por parte del gigante de internet.
En Europa la legislación reconoce la privacidad como un derecho y se exige a las marcas que pidan consentimiento a sus usuarios. «El debate ahora es si ese consentimiento debe ser tácito o explícito», opina María Gómez, directora de MindYourPrivacy. En esta línea, se acaban de presentar en Malta las primeras conclusiones sobre The Consent Project, un proyecto de la UE que durante 3 años y con un coste de más de 2,5 millones de euros, ha estudiado y analizado qué opinan los internautas europeos sobre el respeto a su privacidad.
En el caso de España, casi 7 de cada 10 usuarios han dejado de navegar por internet en algún momento por problemas relacionados con la privacidad. Y los porcentajes para el resto de Europa son similares. «Cuanto los usuarios más se dan cuenta de que pierden el control de su privacidad, más recelan de ella. E independientemente de la regulación de cada país o de las visiones divergentes sobre la materia que hay en EE.UU. y en la UE, la industria de Internet corre el riesgo de perder a sus usuarios si no se les proporciona aquello nos piden: transparencia y control sobre su información personal», comenta.
Fuente: abc.es